La madre Iashodā bañando al bebé Krishná (ilustración de un manuscrito del Bhágavata puraná, Mumbai, India, 1500 aprox., 10,4 × 20,5 cm)
Krishná abraza a Gopa Kumar; esta historia es la base para la creencia hinduista de que todas las almas estuvieron con Dios y se alejaron de él, y ahora deben volver a casa
Calendario y almanaque correspondiente a los años 1871-1872; de Rajastán (India); la columna izquierda muestra los diez avatares de Vishnú, la columna central derecha muestra los doce signos del zodíaco hindú; el panel de arriba muestra a Ganesha con dos esposas; el segundo panel muestra a Krishná con dos mujeres
Krishná aparece ante las gopis a orillas del Iamuná (ilustración de un manuscrito del Bhágavata puraná, Mumbai, India, 1760-1765, 20,5 × 28,6 cm)
Krishná y las gopis; serie rāgamālā, c. 1710, pintura sobre papel (19 × 18 cm); actualmente en el Museo Británico
Krishná se encuentra con las gopis a la noche (1765); de un manuscrito del texto Guita Govinda, sobre papel (14,9 × 25,1 cm); actualmente en Bombay
Krishná mata al rey Kamsa mientras Balarama mata a un luchador; pintura, acuarela opaca y oro sobre papel (23 × 19 cm), c. 1630; proveniente de Mewar (Rayastán)
En sánscrito significa ‘negro’, ‘oscuro’. Según la tradición, ese era el color de la piel del dios, aunque en las figuraciones artísticas su piel suele ser de color azul.
nombre que reciben los śūdras (‘esclavos’, miembros de la cuarta casta) en el continente Shalmala Duipa (uno de los lejanísimos continentes concéntricos que rodearían a la India).[10]
Krishná fue un héroe de la India antigua, octavo hijo de Vasudeva y Devakī. El rey Kamsa —hermano de ésta y tirano de la provincia— logró matar a los seis primeros hijos de su hermana, pues se le había anunciado que moriría a manos de un sobrino. En el séptimo hijo, Krishná, se encarnó Visnú. Para sustraerlo de la muerte, fue ocultado en la región de Vrindávan, donde pasó su niñez y su adolescencia en medio de pastores y pastoras, una de las cuales, Rādhā, tuvo amores con él. Al cumplir 16 años de edad, fue a Mathurā con el pretexto de una contienda circense, donde mató a todos los gladiadores que su tiránico tío había puesto contra él y luego mató a éste a golpes.
El lugar de Krishná en el hinduismo es complejo. Se le conoce por muchos nombres, en una multiplicidad de historias, entre diversas culturas, y en diversas tradiciones. A veces éstas se contradicen, aunque hay una historia en común que es bien conocida y predominante entre la mayoría de los hindúes.
Mientras que de acuerdo con las principales tradiciones hindúes él es una de las encarnaciones principales de Vishnú, en el vaisnavismogaudíia (o sea el ‘vishnuismo de Bengala’) se le considera la fuente de toda la realidad material, que constituiría una emanación suya, así como de las encarnaciones divinas, y por lo tanto es visto como el único y siendo la forma original de Dios, al que también se refiere esta escuela como la "suprema personalidad de Dios".
Krishná pertenecía a la familia real de Mathura. Como su tío el rey Kamsa fue avisado por el sabio Nárada Muni de que moriría en manos de un hijo de su hermana la princesa Devaki con su esposo Vasudeva (un noble de la corte), Kamsa la encarceló y uno por uno fue matando a todos los hijos que nacieron de ella.
Krishná fue el octavo hijo —ahora existe un templo (Krishná-janma-bhumi) donde los hindúes creen que estaba la celda del rey Kamsa—, pero su padre lo sacó milagrosamente de la celda y lo llevó hasta Vrindavan (a 10 km), donde lo reemplazó subrepticiamente durante el sueño por una bebé que acababa de alumbrar una mujer del pueblo, Iashodá. Regresó a la celda, donde la hija de Iashodā fue asesinada (como los siete bebés anteriores).
En la casa donde quedó Krishná, ya había un bebé, que sería su hermano mayor. Balarama. En historias posteriores aparece también una hermana menor, Subhadra, pero no es nombrada en las historias de la juventud de Krishná.
Al cumplir 16 años de edad, Krishná fue a Mathurā invitado por su tío a una contienda circense, donde mató a todos los gladiadores que su tiránico tío había puesto contra él y luego mató a éste a puñetazos. Se convirtió así en el rey de los iādavas (descendientes del rey Iadu) en Mathurá. En este período hizo amistad con su primo Áryuna y los demás príncipes Pāndavas del reino de Kuru, al otro lado del río Iamuná. Varias décadas más tarde, se llevó a sus súbditos a Dwaraka (en la actual Gujarat). Se casó con Rukmini, hija del rey Bhishmaka de Vidarbha.
En el Majábharata, Krishná es primo de los líderes de ambos grupos contendientes: los Pándavas y los Kurus. Finalmente se pone en el bando de los Pándavas (donde estaba su mejor amigo, Áryuna). A pesar de ser Dios, accede a ser el auriga (cochero) de la cuadriga de Áryuna en la gran batalla. El Bhagavad Guitá es el consejo dado a Áryuna (que no quería pelear contra sus propios primos) por Krishná antes del comienzo de la primera batalla (la guerra duró 18 días).
Krishná reinó a los Iádavas en Dwáraka con sus 16.108 esposas (que incluían a Rukmini y Satiábhama). Tuvo miles de hijos, entre ellos Pradyumna (quien a su vez tuvo como hijo principal a Aniruddha). Al final, toda la familia de los Iadus se mataron entre ellos, y Krishná fue matado accidentalmente por un cazador (que lo confundió con un venado). Su muerte marcó el final de la era duápara iugá y el comienzo de kali iugá. Un cálculo astrológico hindú calcula el año de su muerte en el 3102 a. C.
El bhakti (‘devoción’) no está confinado a ninguna deidad del hinduismo. Sin embargo Krishná se volvió el foco más popular e importante de los aspectos devocionales y extáticos de la religión hindú. Esos movimientos de bhakti se desarrollaron en el sur de la India a lo largo del último milenio. Los santos Alvar escribieron los primeros textos, en idioma tamil). Se puede encontrar una recopilación de estos trabajos en el Divia Prabandham.
Según el Śrīmad Bhāgavatam, Krishná es la forma original de Dios, superior a todas las otras expansiones de Dios, ya que todas emanan de él. Krishná es un ser eterno, sin nacimiento ni muerte. Adoptó un cuerpo temporal para poder nacer y morir en la Tierra, pero simultáneamente él está presente eternamente en su planeta espiritual. Sus devotos consideran que entregarse a él (tener krishná chaitania, ‘conciencia de Krishná’), los lleva a la perfección espiritual y a la felicidad eterna.
Varios trabajos fueron importantes en la posterior difusión de las tradiciones bhakti, especialmente el Guitá Govinda, escrito por Yaiadeva Goswami en India oriental, en el siglo XII. Elabora una parte de la historia de Krishná, y trata acerca de una gopi en particular, llamada Radha (que en el Majábharata había tenido un papel secundario).
Derivados posteriores de las primeras tradiciones del bhakti incluyen la que promovió el santo bengalí Chaitania Majáprabhu (siglo XVI en Bengala). Sus seguidores lo consideran una encarnación de Krishná y Radha juntos. Varios movimientos pertenecen a esta tradición, entre ellos el movimiento Hare Krishna.
De acuerdo con todos los diccionarios estándar, la palabra krishná significa ‘negro’ en sánscrito. Se relaciona con palabras similares en otros idiomas indoeuropeos. A veces se traduce ‘el Señor Oscuro’ o ‘el de piel oscura’. De ahí el nombre Syāma Súndara (‘negro hermoso’) o Navīna Nīráda (‘nueva nube’, nube muy oscura, cargada de lluvia).
A veces se dice que krishná no significa exactamente ‘negro’, sino ‘azul oscuro’. Esto puede estar conectado con el hecho de la práctica moderna de representar a las deidades hindúes con piel azul, en realidad no es exactamente azul oscuro, es del color de una nube llena de lluvia.
En las pinturas, Krishná aparece frecuentemente de color negro o azul. Por ejemplo las murtis (‘formas’, estatuas) y representaciones pictóricas del Señor Yagannatha (Krishná como ‘Señor del universo’) en Puri. En esas representaciones, su hermano y hermana aparecen con un color mucho más claro. Las primeras representaciones pictóricas generalmente lo muestran como negro. Las pinturas miniaturas rayastaníes (siglo XVI) muestran una figura color marrón o negra. Sin embargo, desde el siglo XIX, aparece casi siempre con piel de color azul.
El nombre Krishná también podría significar ‘atractivo’, de karshná (‘arar’, atraer la tierra).
De acuerdo con el Vishnu Sahasra Nama (los ‘mil nombres del Omnipenetrante’), Krishná es el nombre número 57 de Vishnú.
Krishná se le dice también al Iayur vedá negro (‘conocimiento negro sobre sacrificios’), en contraposición con el Shukla iáyur vedá (‘conocimiento blanco sobre sacrificios’).
El Vishnú puraná menciona que Krishná abandonó Dwarka 36 años después de la guerra del Majábharata. El Matsia puraná indica que Krishná tenía 89 años cuando se produjo la batalla de Kurukshetra. También menciona que la era de kali iugá —que había comenzado unos años antes— realmente se manifestó el día en que Duriodhana fue tirado al piso por su primo Bhima, hermano de Áryuna (en cambio, según otros, kali iugá se manifestó el mismo día en que Krishná murió). Según la tradición más común, el año 2000 habría sido el año 5101 de la era kali iugá (la cual comienza con un año 0).
Un ensayo presentado recientemente en una convención en Prabhas Patán (cerca de Somnath, India) —basado en informaciones de la astrología hindú (Yiotir vedá)— concluyó que Krishná habría muerto el 18 de febrero del 3102 a. C. a las 14 h 27 min 30 s, a orillas del río Hiran en Prabhas Patán, a la edad de 125 años, 7 meses y 6 días. Esta creencia se sostiene por el tratado de astronomía Aria Bhattiya, del matemático Aria Bhatta, por el Sūria Siddhānta (un texto sobre astronomía aproximadamente del año 400 de la era común), y una inscripción del siglo V de un templo en Aihole.
Tradicionalmente se dice que Krishná nació en el Rohininakshatra, a la medianoche del octavo día después de la luna nueva del mes de śravana (bhadrapada). Pero no se sabe en qué año. Varios astrólogos hindúes, con la ayuda de software especializado en astrología, han propuesto varias fechas:
3228 a. C., 21 de julio: según Arun K. Bansal (promotor de los programas de computadora para Yioti vedá) (aproximadamente 125 años antes del 18 de febrero de 3102 a. C., cuando tradicionalmente se dice que comenzó kali iugá). En el capítulo 38 del Vishnú puraná, dice que kali iugá comenzó el mismo día en que Krishná murió. En el Bhágavat puraná (11.6.33) dice que cuando Krishná partió al cielo, ese mismo día comenzó kali iugá.[36]
3228 a. C., entre el 19 y el 20 de julio: según la Wikipedia inglesa.
Un número de tradiciones y deidades regionales pueden haberse fusionado en las historias y la persona de Krishná. Los mitos y canciones acerca de Krishná aparecen en un gran número de textos filosóficos, religiosos y poéticos. Estos incluyen el Majábharata (que contiene el Bhagavad guitá), el Guita govinda y el Bhágavatpuraná (que dedica miles de versos en describir la vida de Krishná).
Las historias de Krishná más conocidas, incluyen éstas:
Una de las historias más populares de India es la del bebé-Dios Krishná Khir-chor (‘el ladrón de mantequilla’), que le roba (chora) a su madre la mantequilla (khīra) recién hecha. En India todo el mundo conoce los cuentos acerca de su infancia en los bosques de Vrindavan.
Asesinato de Putana, quien era una giganta enviada por su tío el rey Kamsa para darle de mamar con su pecho envenenado.
Govinda Krishná, el pastorcito de vacas. Es contrastado con su hermano Balarama, quien es agricultor y es llamado Jala Iudha (‘que pelea con la azada’).
Gópinath: el amado seductor de las gopis (particularmente de Radha). Según el Guitá Govinda y otros numerosos trabajos, Krishná como adolescente tiene amoríos trascendentales con las gopis (‘pastoras’), que son las adolescentes casadas del pueblo de Vrindavan. Los devotos de Krishná creen que estos pasatiempos lilas (‘diversiones’) divinos son el tema más profundo de su teología. En este sentido Krishná sería el contrario del anterior avatar de Vishnú: el Señor Rāma, quien estaba casado y fue el ejemplo de la personalidad ligada a las reglas religiosas y sociales. Como Ulises de Ítaca, Krishná está considerado dentro de la categoría de «héroe tramposo» (en inglés trickster hero). Krishná es un adolescentepúber eternamente de unos 13 años, foco de devoción (es llamado «el amante», «el completamente atractivo», «el flautista»). Frecuentemente se le representa tocando alguna de sus flautas traveseras, atrayendo y fascinando a las gopis (las niñas púberes) de Vrindávan.
Krishná junto con Áryuna, es responsable de incendiar el bosque de Khándava para alimentar a Agni, el dios del fuego, causando grandes pérdidas animales y probablemente humanas.
Tiene un papel importante en la lucha por el trono de la ciudad de Hastinâpur (fundada por el rey Hastin, de la dinastía lunar) cuando se volvió amigo y aliado de los Pándavas (los cinco hijos de Pandu). Su hermano Balaram, favorecía en cambio a los malvados Kurus. Cuando el kuru Dushasana trató de desnudar ante la corte a Draupadi (la esposa de los cinco Pándavas), Krishná la protegió proveyéndola de infinita tela para el vestido sari que la envolvía.
Buda fue un legendario sabio nacido en Lumbinī (Nepal). Es una figura religiosa sagrada tanto para budistas como para hindúes (dos de las religiones con mayor número de adeptos). Para el budismo fue el fundador del dharma budista y primer «gran iluminado» y para los hindúes fue la encarnación del dios Vishnú.
Nació con el nombre de Siddhārtha Gautama (en sánscrito सिद्धार्थ गौतम, en pali Siddattha Gotama). Fue el creador del budismo y vivió aproximadamente entre los años 566 y 478 a. C., a finales de lo que se conoce como periodo védico, esto es, cuando se terminó de escribir el Rig vedá (texto sagrado hindú).
Aunque existen muchas leyendas, se concuerda en que fue un líder religioso conocido como Siddhārtha Gautama. Vivió en una época de cambio cultural en que se atacaban los procedimientos religiosos tradicionales de la India. Fue uno de los reformadores que dio un impulso renovador en el ámbito religioso dhármico que se propagó más allá de las fronteras de la India y terminó transformándose en una de las grandes religiones del mundo, el budismo. En esta religión, el término buddha significa ‘inteligente’ o ‘iluminado’, y se usa para nombrar a todo humano que haya conseguido el nirvana.
Siddhārtha nació en el seno de una familia noble del clan de los Śākya aproximadamente en el año 563 a. C. Su lugar de nacimiento fue en Lumbinī, en el reino de Kapilavatthu, una aldea del Terai (en el actual Nepal) que está a los pies de los montes Himalayas.
El budismo posee su propio calendario lunar, que se inicia en 543 a. C., el año del nacimiento de Buda según la tradición. Sin embargo, el investigador Dr. Prasada Gokhale ha presentado evidencias de que Buda podría haber nacido en el año 1887 a. C.[1]
Según la tradición oral, Śuddhodana, el padre de Siddhārtha, era el rey que gobernaba el clan de los Śākya. Por este motivo Buda también es conocido como Sakyamuni (śākya muni, el ‘sabio de los Śākya’). Su padre poseía un palacio en Kapila Vatthu, a orillas del río Ganges.
Su madre Māyā Devi era una de las esposas del rey. Siddhārtha fue el nombre escogido para el recién nacido, que significa ‘la meta perfecta’ o ‘la meta de los perfectos’. La reina Māyā, madre de Siddhārtha, murió justo al nacer su hijo, que fue educado por su tía Pajapati.
Según la tradición oral, poco después de su nacimiento fue visitado por el brahmánAsita, un asceta de gran reputación por su sabiduría y por sus dotes para interpretar presagios. El sabio brahmán profetizó que Siddhārtha llegaría a ser un gran gobernante o un gran maestro religioso, lo que consternó a Śuddhodana, que quería que su hijo siguiera sus mismos pasos y que un día le sucediera en el trono. Por ello su padre lo protegió de la dureza de la vida, fuera de palacio, para evitar que el hijo desarrollara su tendencia hacia lo espiritual. Pensó que el mejor modo de evitarle la tendencia a la religiosidad consistía en impedirle toda experiencia con el lado amargo de la vida, de modo que creó en torno de él una vida llena de placeres y con el menor contacto posible con el sufrimiento de la realidad.
Dice la leyenda que Māyā fue fecundada por un pequeño y bello elefante provisto de seis colmillos que hirió delicadamente su regazo sin causarle dolor. Al nacer, el pequeño Siddhārtha habría aparecido ante su madre sobre un loto mientras una suave lluvia de pétalos caía sobre ambos, y dijo: «Triunfaré sobre el nacimiento y la muerte y venceré a todos los demonios que hostigan al humano».
Según otra versión, Māyā soñó una noche que un pequeño elefante con seis cuernos y cabeza de color rojo rubí bajaba del cielo y entraba en su vientre por el lado derecho. Ocho sacerdotes le explicaron a su esposo que el niño sería santo y alcanzaría la sabiduría perfecta. Más tarde ella salió al jardín con sus sirvientas y caminó bajo un árbol sala, el cual se inclinó. La reina se colgó de una rama y miró a los cielos. En ese momento Siddhārtha surgió de su lado.
Dice también la leyenda, que cuando Gautama nació recobraron la vista los ciegos, los sordomudos hablaron y una música celestial llenó el mundo.
Los 29 primeros años de la vida del príncipe Siddhārtha Gauthama Buddha (entre el 566 y el 537 a. C.) transcurrieron completamente ajenos a toda actividad espiritual, siempre vivió con su familia. Los detalles de la infancia y juventud de Siddhārtha narran una vida rodeada de enorme lujo y comodidad. Recibió la mejor educación y formación posibles en su tiempo.
Siddhārtha comenzó a sentir curiosidad por conocer cómo eran las cosas en el mundo exterior y pidió permiso a su padre para satisfacer su deseo. Śuddhodana accedió, pero preparó la salida de su hijo ordenando que despejaran las calles de toda visión que pudiera herir la sobreprotegida conciencia del príncipe. No obstante, sus cuidadosos arreglos fracasaron pues Siddhārtha, aclamado por la multitud a su paso por las calles, no pudo dejar de percibir el dolor bajo sus formas más agudas, por primera vez se percató de la vejez, enfermedad y muerte.
El descubrimiento de la vejez, la enfermedad y la muerte fue traumático para Siddhārtha. Se dio cuenta de que también él estaba sujeto al mismo sufrimiento y su ánimo se tornó sombrío, pues se preguntaba cómo alguien podía vivir en paz y felicidad si esto era lo que le deparaba la vida. En una nueva salida al exterior, el príncipe vio a un anacoreta, un monje mendicante, del cual se sintió impresionado por su carácter apacible. Decidió adoptar, también él, la vida de los monjes que vivían en extremo ascetismo, pasando antes unos años como mendigo.
Siddhārtha vivió como un príncipe hasta los 29 años; luego abandonó su hogar, dejando atrás a su esposa y a su hijo. Inicialmente Se echó al mundo con la cabeza rapada y ataviado con un vestido amarillo de itinerante, sin dinero ni bienes de ninguna clase, en busca de la iluminación, luego descubrio que todo extremo es malo.
En su camino, Siddharta aprendió de la mano de cuatro diferentes maestros. Con ellos aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de conciencia. En esencia, las distintas ideas que examinó Siddharta intentaban redefinir la unión del individuo (Atman) con un absoluto (Brahman) para así lograr la liberación. Pero a pesar de sus grandes logros con estas prácticas, no encontró en ellas satisfacción para sus preguntas. Entonces, en un intento por doblegar totalmente al mundo sensorial, Siddharta probó a someterse a austeridades tan extremas que casi ocasionaron su muerte, pero aun así tampoco encontró solución a su problema. Es por esto que decidió investigarlo de una manera nueva y diferente.
Aprendió dos cosas de suma importancia[cita requerida]: primero, que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era preciso algo más; y segundo, que, llegado cierto instante, ningún maestro era capaz de enseñar nada más. Siddhārtha partió decidido a no seguir buscando fuentes externas de sabiduría, sino a encontrarlas dentro de sí mismo.
Una versión mítica de esta etapa de su vida, nos dice que Siddhārtha, en sus extremas practicas de ascetismo, luego de algunos días sin comer ni beber agua, cuando se encontraba ya por desfallecer, pocos minutos antes de su muerte, escucha a un maestro que estaba enseñándole a una niña a tocar la Cítara, le dice que si la cuerda esta muy floja no suena, pero si esta se encuentra muy tensa se rompe, la cuerda debe estar en su justa tensión para que pueda dar música y armonía; y en ese momento el buda comprendió el camino del medio, que tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres del palacio eran dos extremos y que la verdad se hallaría en el justo medio; ni placeres exacerbados ni ascetismo extremo, todo en su justa medida.
Al final de su periplo Siddhārtha caminó en un lugar llamado Bodhgaya, en el estado indioBihar, hasta sentarse bajo la sombra de un árbol llamado bo o bodhi (higuera, ficus religiosa), considerado el árbol de la sabiduría.
Una noche de luna llena decidió no levantarse hasta que hallara la respuesta al sufrimiento. La culminación de sus meditaciones llegó cuando tomó conciencia de que ya se había liberado definitivamente. Comprendió las Cuatro Nobles Verdades. Ya no pesaba sobre él la ilusión del falso yo: su verdadero ser estaba más allá de las dualidades del aferramiento y la repulsión; había trascendido el espacio y el tiempo, la vida y la muerte. Comprendió que nunca más volvería a renacer, que había roto el eterno girar de la rueda del samsara. Esto es el nirvana.
Siddhārtha despertó de sus meditaciones como un Buda (‘despierto’, ‘iluminado’) y siguió sentado bajo el árbol bodhi durante cierto tiempo, disfrutando de la dicha de la renunciación, de la liberación. Después empezó a enseñar sobre el nirvana a quien le oyera; fundando lo que se llegaría a conocer como el budismo.
Siddhārtha Gautama murió alrededor del año 486 a. C., a los 80 años de edad. La causa fue una intoxicación alimenticia que le produjo vómitos, hemorragias y grandes dolores que, según los testimonios, soportó con gran entereza. Finalmente, se recostó en un bosque de mangos en Kuśīnagara, a unos 175 kilómetros al noroeste de Patna. Allí, rodeado de sus discípulos, alcanzó la paz eterna de la extinción completa, el para nirvana. Este es un estado al que sólo acceden los que han alcanzado el Nirvana durante su vida; después de morir. Antes de expirar dijo el Nirvana Sutra, donde resume toda su enseñanza y aclara los puntos que él vio que no estaban bien comprendidos.
El término proviene del sánscrito बुद्ध, buddha: ‘inteligente’, ‘iluminado’. Etimológicamente deriva del verbo budh: ‘despertar, prestar atención, darse cuenta, entender, recuperar la conciencia después de un desmayo’. Según el budismo, Buda es la denominación que reciben aquellos individuos que han realizado su naturaleza bodhi.
Buda Gautama se considera «el Buda de nuestra era», uno de los budas principales que definen eras cíclicas de enseñanza y olvido del dharma (la verdad; la naturaleza de la realidad, de la mente, de la aflicción del ser humano y del camino correcto para la liberación).
Debido a ciertas malas interpretaciones muy comunes, se debe enfatizar que Buda no es Dios. Esto no sólo lo aseguró el mismo Buda Gautama, sino que la misma cosmología budista hace esta distinción al afirmar que el estado del Buda sólo lo pueden lograr los seres humanos (pero no se limita a esta humanidad en particular), en quienes reside el mayor potencial para la iluminación.
El Buda Gautama también afirmó que no existen intermediarios entre la humanidad y lo divino. Devas (deidades o ángeles), humanos y demonios se rigen por el karma. El Buda es tan sólo un ejemplo, un guía y un maestro para aquellos seres que deben recorrer la senda por su cuenta, lograr el despertar espiritual y ver la verdad y la realidad tal como son. El sistema budista de filosofía y práctica meditativa no fue una revelación divina, sino más bien el entendimiento de la verdadera naturaleza de la mente y tal entendimiento puede ser descubierto por cualquiera. Es el adentrarse en la realidad lo que se logra al comprender que la ignorancia puede eliminarse.
En general, Buda es considerado una de las figuras más importantes de la historia religiosa humana al lado de Jesús, Mahoma y demás grandes reformadores religiosos. Si bien Buda es la figura central del budismo, no es exclusiva de él.
Para los hindúes, Buda es la novena y penúltima —y la más reciente— encarnación de Viṣṇú, precedida por Krishná y seguida por Kalki, es decir, es un avatar del hinduismo.